miércoles, 26 de junio de 2013

CADÁVER EXQUISITO IV

La silueta de un hombre se dibujó en la pared, poco a poco, como una aparición fantasmal. Sabrina advirtió el movimiento raro por el rabillo del ojo, y tras percatarse de la sombra sin cuerpo, se paralizó. Detuvo el dedo a centímetros del botón —un botón grande y rojo—, mientras las luces parpadeaban y un ruido chirriante salía por las bocinas. Un olor a cables quemados llenaba el ambiente. ¿Debía hacerlo? ¿Estaba en sus manos acabar con esto? De lo único que estaba seguro era de que allá fuera una guerra había comenzado, y la humanidad como había sido concebida era cosa del pasado. Ahora reinaba el caos, lo más oscuro de nosotros. Raldall Fragg estaría orgulloso.  Apretó el botón y se encomendó a Dios. Si es que existía.  Como para él no existe, los mandó a freír churros. Los churros de Doña Florinda, en el capítulo del "chavo del 8", donde Don Ramon vendía los churros en la puerta de la vecindad. Me recuerda mucho a mi infancia, es más, es el día de hoy que todavía (cada tanto) lo sigo mirando... humor inocente si los hay... se me pianta un lagrimón. Esa mañana se sentía diferente, como que algo faltaba en su vida. Lo tenía todo: una computadora con buena señal de wifi, una placa de video de las más nuevas y la nueva expansión del wow. No podía dejar de pensar en sus ojos azules de mirada profunda, los que, en perfecta unión con sus manos ardientes de dedos curiosos, la hacían derretir de placer hasta alcanzar el infinito. El sueño que lo desveló la anterior semana se estaba creando delante de sus ojos, su forma empírica no existía... ahora es una realidad. Pero distinta a la anterior, a la realidad de zombies a la que ya me había acostumbrado. Tendría que volver a convivir con gente viva, gente que sintiera lo mismo. Y eso era, después de tanto tiempo, bastante extraño. No me gustaba que me dijeran que era "raro” … Así que subí a mi escoba y fui a refugiarme al parque Rivadavia. Pero como no sabía como llegar, llamo a su hermano para que le explicara el camino desde la casa. Decidió dejar los binoculares junto a la mesa de la ventana. Quizás más tarde tuviese que usarlos de nuevo. Pero ahora era mejor descansar, recostarse y tratar de dormir un poco. Fueron las últimas palabras que me susurró mi difunto padre.


Y la luz, como es la luz- le pregunto el chico el cual no podía dar crédito a lo que estaba viendo, había pasado tan solo un mes de lo ocurrió y ya estaba de vuelta.  El día fue lluvioso y por la noche el frio estaba arreciando, la temperatura descendía cada vez más. Al chico le falta cosas por decir a su padre, tan solo unos minutos había pedí, y ahora hay estaba, completa como antes de q se marchara. Las oscuras nubes de Junio cubrían el cielo y coronaban un día aún más gris, ¿qué más podía esperar de su último día? Tal vez un café leyendo juego de tronos y escuchando a The Beatles,  los Doors, Queen y otros ochentosos, se me pasó el dìa volando, no hice nada de nada de tooodo lo que tenía q hacer. Un día perdido. Bué, mañana será otro día. Al día siguiente se levantó, y olvidando lo que había pensado la noche anterior, decidió concentrarse más en la canción Revolution 9 que se le había pegado días atrás escuchando The Beatles. Fue entonces cuando su vecino, el Sr Castro, toco la puerta. Le dijo algo relacionado con el azúcar, por lo que no se le ocurrió mejor idea que ir a la cocina y traerle un poco en una taza. Fue así cuando volvió a la entrada y descubrió a su vecino desplomado en el suelo, había olvidado que el Sr Castro era diabético, y, en lugar de pedir azúcar, estaba pidiendo que lo llevase a un hospital cuanto antes por una ingesta accidental de dulzura. Mi punto débil son las cosas rotas. ...rotas quedan. Porque aunque vuelvas a unir los pedazos, nunca será lo mismo que antes. Y sonó el característico panparanpanpán, como unos grandes tambores sonaban al fondo del pasillo, pero generaban un fuerte eco en mi cabeza,  escuchando Champagne Supernova. Y cuando estalló, supe que había llegado el momento. Hasta que el cuerpo aguante!-dije- y salte hacia su luz. Me quemaba los ojos pero igual miré, esa fue la última película que vi en mi vida, el 3D no era para mí.

PARTICIPANTES

Adrián Granatto/ Diego Bialos/ Caterina Di Candia/ Lariita Luna / Juan Esteban Bassagaisteguy/ Esteban Dilo/ Nati Lou/ Ivana Torres / Camila Carbel/ Ultraman Sesentaytres Libros/ Daniela Dibarboure Santana/ Pako Becerril/ Arturo Melita Barra/ Laura Fonseca / Vodevil Cdj / Nellen Tere / Emi Barrionuevo / Mauro Vargas / Gean Rossi/ Cristina Garcete/ Paola Ruiz/ Patricia Porta/ Matías Raña

POSTERS

Adrián Granatto


Arturo Melita Barra


Matías Raña


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