Un sueño pesado, profundo,
acosó al caballero McRonald, un sueño de carne humeante, aplastada por el fatuo
fuego de un dragón mitológico. Un sueño de muerte. Al despertarse, sin embargo,
más que temor tuvo una idea, y hambre. Fue hasta la cocina, describió a su
cocinero un nuevo platillo, que consistía en un disco de carne aplastada,
cocido a las brasas, vuelta y vuelta. Tras varias revueltas, bautizó a su
creación “hamburguesa McRonald”. El posadero me miró con cara extrañada, estaba
a punto de proferirme algún insulto pero entonces me acordé de que todavía
faltaban algunos años para la invención esa comida rápida en honor al Rey
Ronald, viajar tan seguido en el tiempo me hacía olvidar a veces de en qué
época estaba parado. El caballero de la armadura de oro tomo el libro que había
sobre la mesa y leyó el título: 100 chistes de la edad media. Lo abrió y en la
primera pagina leyó la dedicatoria: Para el hombre con el que sueño todas las
noches y quien despierta mis mayores fantasias. "quien sois, oh bribón,
que despertáis las fantasías de mi esposa?", se pregunto el caballero,
llorando de rabia... lloraba por mi falta de libertad, sin
los leños las almas de mi familia se extinguirían en un gélido suspiro, con
hambre nos observamos unos a otros. Nuestra aldea fue abrazada nuevamente por
la sombra del Dragón, seguirá retrasando nuestra salida… ahora, nuestro hogar
es nuestro baluarte. Hay un dicho que un escudero nunca oye, me dijo una vez
mientras alabábamos al rey Granattous en una de sus habituales festejos
diarios. El rey no es más que un hombre con vestido, solo vestido como mujer
adquiere el respeto del pueblo. Se había convertido en un caballero, ahora
podía concursar por ese pergamino que lo llevaría directo al paradero de su
hermana.
-Caminad todos no se detengan,
formaos el Rey Kraven está en camino- dijo el hombre empuñando el látigo. Las
puertas del lugar se abrieron una docena de soldados entraron, y detrás Kraven,
el Rey, el asesino de su familia.
Furioso, juró tomar venganza. «Ven, gansa», llamó al ave.
Ésta se acercó a pasos graciosos y se le quedó mirando. «Huiremos juntos —le
dijo el caballero—. Con mi brioso unicornio cabalgaremos al amanecer».
Partieron hacia el Norte. «Hacía el amanecer, os dije», murmuró el caballero al
unicornio con la gansa en la mano. «Bueno —contestó el unicornio—, es que yo
soy más de hábitos nocturnos. Nunca he visto por donde sale el sol. Disculpad».
Y así, se perdieron en el Este.
El caballero volteó por última vez a mirar su antigua morada. «Volveré», se prometió. La gansa le picoteó un dedo y se perdieron en la oscuridad.
El caballero volteó por última vez a mirar su antigua morada. «Volveré», se prometió. La gansa le picoteó un dedo y se perdieron en la oscuridad.
El puente levadizo descendió lentamente, rechinando, emitiendo
quejumbrosos sonidos que reverberaron por el patio de armas... allá a lo lejos, entre la espesa bruma, ella lo
advirtió… aunque demasiado tarde, ya nada podía
hacerse para que el noble caballero volviera a ser quien era. Ya no irían al
cine a ver el concierto de One Direction en 3D. Ahora, y para siempre, el seria
un sapo, el sapo Pepe, a menos que...
Colgó la espada y huyó ciegamente, perdido sin esperanza.
El sol se estaba hundiendo y bronceaba los paredones del castillo provocando un
raro efecto sobre los musgos y plantas parásito que pugnaban por sobrevivir
asomando por entre las grietas. -Parece sangre -murmuró lord Goldman. Lo mire y
luego enfoque mi atención en el muro que teníamos delante. Vi esos costrones
oscuros que chorreaban sobre el gris bruñido de los ladrillos gastados. -Parece
sangre, si -acord-e- Pero la sangre real se ha derramado adentro. Levanto su espada y comenzó a caminar con el
recipiente en la otra mano, dispuesto a degollar al primero que se le acercara. Presto le tomo la mano y subieron al negro corcel, que
los llevó dentro los bosques impíos, aquellos a los que los buenos caballeros
rehúsan entrar y hasta las viejas brujas miran con respeto. Atravesando todo
límite llegaron a la Posada de los Muertos. Al fin había llegado a la
misteriosa posada, luego de leguas y leguas recorridas por los caminos del
mundo medio.
Me encaminé hacia la puerta, la abrí y entré en un recinto amplio, con algunas mesas y sillas, una barra al fondo del salón, detrás de la cual me miraba con ojos sorprendidos el dueño de la posada.
- Bienaventurados sean todos - dije a modo de saludo - ¡posadero! ¡un aguamiel para mi seca garganta!
Me encaminé hacia la puerta, la abrí y entré en un recinto amplio, con algunas mesas y sillas, una barra al fondo del salón, detrás de la cual me miraba con ojos sorprendidos el dueño de la posada.
- Bienaventurados sean todos - dije a modo de saludo - ¡posadero! ¡un aguamiel para mi seca garganta!
No hubo opción alguna, tomo con sus dos manos el pesado
cucharon de bronce y lo sumergió en el oscuro y burbujeante liquido dentro de
la caldera que tenia adelante. Era una poción contra la hidratación, se la
había enseñado su Madre quien muchos decían en esas tierras, que era una feroz
hechicera mientras vivía. Puso muesca de asco una vez que asomo por encima de
la cuchara para saborear el aroma de esta misteriosa sustancia, pero se rindió
y finalmente lo bebió la poción mágica mientras jugaba calabozos y dragones en
Klingon. Y mientras el cíclope protector de de las ruinas de Bedlar
interpretaba una melodía de Arjona en el arpa de los sueños perdidos, el
caballero decidía rendirse ante la bella perdición. Sin titubear, se enfundó en
su cota de malla, montó en su centauro y se dirigió al Bosque Prohibido a
enfrentar su destino.
Es inevitable. En algún momento, por mucho que trates de
evitarlo, el viejo destino te saca de tu agujero y te lleva por el sendero que
ha trazado para ti, incluso en estos parajes dejados de la mano de los dioses.
Podrías ir a las Islas Laberinto, a las Montañas de la Locura o incluso al
Desierto de la Calavera, y aún así el destino iría tras tu trasero, como una
suegra fea y vengativa. Existe un hechizo para esquivarlo, pero el precio es
alto... muy alto.. Quiso seguir su camino, pero sin su dragón era imposible,
las colinas eran altas, muy altas, pero no le importaba, quería llegar a toda
costa sin importar las consecuencias. Volver a ser uno con su dragón, el último
de su especie, bien valdría su esfuerzo… Así hubiese que pasar por los Bosques
Mudos, los más oscuros de toda la región celebró la muerte de la bestia, el
temido dragón por fin había sido derrotado, el caballero había ganado el
corazón de su dama y tiempos prósperos se avecinaban, nadie se percató de que
en el corazón de la cueva más profunda de la región había quedado la herencia del
dragón, un perfecto huevo abrigado en el calor de la madre tierra en cuyo
interior se gestaba la bestia que aterrorizaría a sus nietos, pero esa es la
historia de otro juglar y no mía. Y cuando el dragón abrió sus fauces para
intentar escupir el fuego asesino sobre el poblado, él, con sus últimas
fuerzas, arrojó la poción mágica en la boca del monstruo. Escupió los últimos
restos de un intento de llamas y baba, se desplomó derribando todo por doquier.
Arrasando por última vez con todo en lo que se encontraba en su camino.
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PARTICIPANTES
1.
Patricia Porta
2.
Caterina Di Candia
3.
Esteban Dilo
4.
Lariita Luna
5.
Pako Becerril
6.
Adrián Granatto
7.
Mauro Vargas
8.
Emi Barrionuevo
9.
Nati Lou
10.
Cristina Garcete
11.
Ultraman Sesentaytres
Libros
12.
Camila Carbel
13.
Paola Ruiz
14.
Laura Fonseca
15.
Vodevil Cdj
16.
Daniela Dibarboure
Santana
17.
Leonardo Lamas
18.
Ivanna Torres
19.
George Valencia
20.
Sadie Uribe
21.
Evelia Garibay
22.
Juan Esteban
Bassagaisteguy
23.
Nellen Tere
24. Matías Raña
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POSTERS
Adrián Granatto
Matías Raña
WOOOOOOOUUUU Me encanto esta fabuloso.
ResponderEliminar¡Jajajajaja! Genial...
ResponderEliminarConfieso que tenía pendiente la lectura de este! :(
ResponderEliminarGenial, verdaderamente genial!!! :D