sábado, 28 de septiembre de 2013

CADÁVER EXQUISITO VII: FREE WILLY EDITION

Saltaron, sin ver hacia dónde se dirigían. El abismo los recibió con su abrazo oscuro y fresco, y el suelo, cientos de metros debajo, se fue acercando cada vez más rápido. No podía dejar de correr, cuando lo intentaba parecía que algo lo empujaba para adelante cada vez con más fuerza, desde el mediodía que estaba pasándole eso y ya le dolía todo el cuerpo, en cualquier momento iba a caer inconsciente y eso sería casi un alivio. Disfrutaba del efluvio que llegaba a su nariz cuando hacía crucigramas sentado en el inodoro. Como siempre, el rollo de papel higiénico estaba vacío. Probó el bidet. Nada. "¿Y ahora?", se preguntó. Suspiró hondo y puso manos a la obra. El enchastre fue apocalíptico. Mucho después de estos sucesos, todavía seguían encontrando restos desagradables. El último fue en una esquina del techo. Una esquina del techo, donde posaban las cansadas estrellas de mi niñez, cargadas de la luz del día y de pasado, ese vértice... el camino de mis sueños nocturnos. Luego no puedo volver a dormir en toda la noche, se limito a quedarse sentado mirando la oscuridad. Percibió el vacío a su alrededor y ese frío que le carcomía el alma. Recordó las tardes de verano donde los interminables debates con su primo sobre lo factible de la existencia del alma se prolongaban hasta entrada la noche. No es una persona sensata, equilibrada. Me quedé mirando las olas rompiendo en la orilla, sumida en la más profunda calma, escuchando ese cantar como de sirenas, recordando aquella vez ... En ese cementerio indio. Lo que habían hecho no tenía nombre, y no solo eso... También tenía mas vida que Cerati, en la gloria de Francisco.

Todas las noches de verano desgarraba las sábanas de su cama vacía soñándose vencedora, en la aplicación de su enorme sabiduría erótica, de la resistencia de aquellos hombres condenados de por vida al celibato; pero siempre había fantaseado con sacerdotes u obispos, y esta era la primera vez que sus sueños húmedos tenían como protagonista al Papa. El Papa, decidió que ese día se iba a escapar de la custodia, (como lo había hecho tantas veces), se iba a dar una vueltita por el colegio de los chicos, quería ver a uno en particular, quería ver la expresión de su rostro.... ¡era tan pequeño! tan deliciosamente pequeño..! sus manitas! retorciéndose sobre la almohada, su boca, q no había podido gritar.. o por la sorpresa o por el desencanto… y sus ojos... toda la ternura y el amor que había hasta ese momento ¡plop! se había esfumado, y había visto en su mirada una mezcla de miedo, incredulidad y dolor..  Sabia que la única forma de aliviar el dolor era acariciar su peluche de Mickey Mouse antiguo hasta el amanecer. “Non est in tu te honorificientia populi nostri”, leí al entrar al mundo medio. Y con un símbolo de plata en su casco, asintió. Estuviera o no de acuerdo con las decisiones de su maestro, ella estaría a su lado. Alzo el brazo hacia arriba e hizo que surgiera una esfera en el centro del salón. De inmediato la esfera comenzó a brillar y empezaron a aparecer las imágenes de la civilización perdida. No sabían donde se encontraban, todo era nuevo para ellos: el color del cielo, la espesura del aire… todo tenía forma de triángulos y un extraño brillo… criaturas fantásticas les rodeaban y llegaban de todos lados, el miedo los invadía y bloqueaba sus mentes… ¿Dónde estaban? ¿Adónde llegarían? ¿Estos eran los lugares que ellos conocían? ¡¡¡NO!!! ¡¡Era imposible!! Simplemente estaban en camino a las nuevas tierras, las de la civilización perdida... La que había visto en el mapa hallado en el sótano de los Salcedo. Por momentos consideraba la idea de desistir del proyecto y mandar todo para al diablo, pero era mucho el camino que había recorrido para llegar allí, y eso, más que cualquier cosa, lograba que pusiera un pie delante del otro y prosiguiera. Y allí estaba, de pie sobre la colina observando el valle escondido que se extendía ante él como salido de un sueño. Pero no era sueño ni alucinación, sino la mas cruda realidad. En ese momento deseo morir, así que tomo su almohada, se abrazo a ella y dándole la espalda a aquello que no quería enfrentar se dispuso a dormir esperando no volver a despertar.


No volver a despertar... ese era el miedo que tenia todas las noches al irse a dormir. Por eso no dormía. Hacia 2 semanas que no dormía de noche, solo tomaba siestas cortas por la tarde, sin miedos. Se estaba volviendo loco. Había adelgazado 15 kilos y estaba irreconocible. Todo por culpa de ese miedo. De ese maldito miedo a no volver a despertar. Se miedo que solo el sabia que tenia. No se había animado a contárselo a nadie, no quería que nadie se burlara de él. Sus burlas, cada cierto tiempo oía esas risitas en la oscuridad, miles de ojos devorándolo en las tinieblas, pero lo pagaron y muy caro, en el fondo del cajón del escritorio guardaba los gritos de suplica de los arrepentidos compañeros que lo llamaron gordo. El solo miro con gran tristeza la crueldad de los corazones, cambiaron la belleza externa con una que muere día a día. Ahora, con el sol oscuro poniéndose a sus espaldas, comprendió lo que la anciana le había dicho aquella vez, cuando apenas era un crío inocente e indefenso. Nada lastima más que las palabras. Ni siquiera las armas.

PARTICIPANTES:
1.Patricia Porta
2.Mauro Vargas
3.Adrián Granatto
4.Esteban Dilo
5.Camila Carbel
6.Emi Barrionuevo
7.Florencia Saade
8.Cristina Garcete
9.Ivana Torres
10.Nati Lou
11.Juan Esteban B.
12.Laura Fonseca
13.Leonardo Lamas
14.Daniela Santana
15.Lariita Luna
16.Sadie Uribe
17.George Valencia
18.Paola Ruiz
19.Caterina di Candia
20.Arturo Melita Barra
21. Pako Becerril
22.Ultraman Sesenta y Tres Libros
23. Matías Raña

POSTERS:

Adrián Granatto

Matías Raña

miércoles, 4 de septiembre de 2013

CADÁVER EXQUISITO: EDICIÓN CIENCIA FICCIÓN

El ruido de la maquinaria era muy fácil de percibir, sin embargo, nadie esperaba la presencia del doctor, controlando todo el procedimiento desde lo mas alto. Quien sonriendo pensaba, El futuro empieza hoy
¿que futuro? el nuestro empezó hace bastantes años ya, no recuerdo un pasado que no sea futuro... un pasado sin estos robots que cocinan tan rico, un pasado en ese planeta raro que llamaban tierra... el futuro llego hace rato, como dijo el Indio Cúmanda aquel artefacto que había fabricado para su amada. Más tarde alguien le pondría el nombre de celular.
Desesperado, camino sin rumbo. El robot o lo que quedaba de esa maquina aun lo seguí. Entro a la caseta telefónica sin saber que llegaría al año 1890.
El problema es que no podría viajar solo, voy a desempolvar mi antiguo droide, el me ayudo a pasar mis antiguos caminos temporales sano y salvo, prepararé mi antigua armadura y mi láser.
Ya con todo lo necesario, puse manos a la obra. Lo primero fue llamar a mi fiel compañero Trípode, un robot ayudante de categoría Alfa 2. Estos robots tienen la cualidad de adaptar cualquier forma. —Trípode, tenemos trabajo. La Tierra nos necesita. —¿Otra vez? ¿No la salvamos la semana pasada? Siempre metiéndose en quilombos la boluda esta… —Para eso estamos nosotros: para salvarla. —Sí, vale. Pero podría dejarse de meterse en problemas por lo menos un tiempito. La otra vez la salvamos del impacto del cometa. Mirá que hay espacio en el universo, y va la boluda y se mete en la trayectoria del cometa. —Trípode, nuestro trabajo es protegerla cueste lo que cueste. —Eso es otra cosa: nunca cobramos, hermano. El cheque anterior no tenía fondos. Así no se puede.
Volvió a revisar el cableado, algo tenía que estar mal porque la máquina seguía negándose a trabajar apropiadamente, y sin el láser en buen funcionamiento ninguna conquista intergaláctica podía llevarse a cabo con éxito.
Ya con una cosa menos en la cabeza llamó a JK09, su robot domestico, y le ordeno traer su ebook-chip de "El Fugitivo de Stephen King" para transferirlo a su memoria
La vida extrarrestre vendría de las estrellas
axl descifro a medias lo que dijo la alienígena entonces dijo asi de repente "y mas o menos viste vos che"
Nada es eterno, acuérdate que la vida es como un carrusel
Un carrusel de los antiguos, no lo podía creer, no lo manejaba ningún robot, sino q tenía un motor mecánico, si mecánico, como hacía cientos de años q no se veían... y había un hombre, humano, con piel y músculos y todo eso (no era un ciberhumano, era real) que lo manejaba.... los niños, tanto los humanos (que ya quedaban pocos, se estaba extinguiendo esa raza) y los ciberhumanos se subían al carrusel y disfrutaban unas cuantas vueltas, solo eso, no tenía nada de robótico ni automático, era simplemente volver al pasado..
lo tenía prohibido mientras fuera estudiante, solamente con un instructor podría viajar en el tiempo, pero de esa forma no podría hacer nada de lo que quería, que suerte tenía su hermano que ya estaba graduado y tenía una TARDIS para el solito, pero a él le faltaban todavía como 200 años
paso mucho tiempo antes de encontrar la pieza que le faltaba para reparar su robot, se sentía incompleto y creía que esto era lo único que le faltaba para ser feliz, le parecía que su ultimo viaje sin su inseparable amigo, había sido eterno, como miles de años.... nuevamente volvería a retomar su venganza.... una sangrienta venganza que no olvidarían en una eternidad
Pero las posibilidades eran casi infinitas. Había decidido programar el temporizador de la cámara de criogenia en modo aleatorio, de tal modo que bien podría despertar en un mundo acuático, sin tierra firme, donde los mamíferos habrían evolucionado hasta formas de vida simbióticas del tamaño de portaaviones, o quizá en el extremo completamente opuesto, en un mundo desértico donde el agua fuese el bien más preciado, como ese tal Dune del que había oído hablar en uno de sus viajes intergalácticos... O, por qué no, el planeta simplemente podría volar en billones de partículas en un futuro no muy lejano... Las posibilidades, en efecto, eran casi infinitas... Pero no tenía otra salida.
Susurró en su oído las palabras «Te amo» —ella dormía profundamente— y retrocedió de espaldas mirándola embelesado; el portal luminoso lo engulló por completo e inició el viaje en el tiempo más triste de su vida.

"Y donde sea se encontrase en ese momento, el simplemente sabría que tenia que comprar fernet.